
Miguel de Unamuno exclamó "¡Qué inventen ellos!" para mostrar su rechazo por la investigación científica moderna, indicando que España no necesita ser una potencia científica en Europa y que aquí podemos hacer otras cosas igualmente necesarias. Esta idea esencial del pensamiento de Unamuno y de su actitud ante la vida está completamente tergiversada en la interpretación de su frase que la mayoría de la gente realiza en la actualidad. Leer la exclamación con el sentido de “¡Qué investiguen ellos!” es confundir el pensamiento de Unamuno con el de Santiago Ramón y Cajal. Más información en Emilio Cervantes, “Proyección del pensamiento de Unamuno sobre la biología actual,” y en Josep Eladi Baños, “Cien años de ¡Qué inventen ellos! Una aproximación a la visión unamiana de la ciencia y la técnica.”
La frase "¡Que inventen ellos!" aparece en el capítulo 12 y final del libro "Del sentimiento trágico de la vida," titulado: "Conclusión. Don Quijote en la tragicomedia europea contemporánea," en el siguiente párrafo:
"No ha mucho hubo quien hizo como que se escandalizaba de que, respondiendo yo a los que nos reprochaban a los españoles nuestra incapacidad científica, dijese, después de hacer observar que la luz eléctrica luce aquí, y corre aquí la locomotora tan bien como donde se inventaron, y nos servimos de los logaritmos como en el país donde fueron ideados, aquello de "Que inventen ellos!", expresión paradójica a que no renuncio. Los españoles deberíamos apropiarnos no poco de aquellos sabios consejos que a los rusos, nuestros semejantes, dirigía el conde José de Maistre en aquellas sus admirables cartas al conde Rasoumouski, sobre la educación pública en Rusia, cuando le decía que no por no estar hecha para la ciencia debe una nación estimarse menos; que los romanos no entendieron de artes ni tuvieron un matemático, lo que no les impidió hacer su papel, y todo lo que añadía sobre esa muchedumbre de semisabios falsos y orgullosos, idólatras de los gustos, las modas y las lenguas extranjeras, y siempre prontos a derribar cuanto desprecian que es todo.
¿Que no tenemos espíritu científico? ¿Y qué si tenemos algún espíritu? , ¿se sabe si el que tenemos es o no compatible con ese otro?
Mas al decir "Que inventen ellos!", no quise decir que hayamos de contentarnos con un papel pasivo, no. Ellos a la ciencia de que nos aprovecharemos, nosotros a lo nuestro. No basta defenderse, hay que atacar. Pero atacar con tino y cautela. La razón ha de ser nuestra arma. Lo es hasta del loco. Nuestro loco sublime, nuestro modelo, don Quijote, …"
La frase de Unamuno es reflejo de su opinión sobre el carácter del español, tanto del individuo como de la lengua, más dado a la reflexión filosófica que a la práctica científica, siendo ambas actividades complementarias en el contexto del conocimiento humano. "Que inventen ellos!" es una expresión de Unamuno que representa su actitud hostil ante la ciencia, que según él no es un remedio universal para las inquietudes y preguntas del hombre.
La famosa exclamación muestra la indiferencia de Unamuno por los cambios tecnológicos que empezaban a vislumbrarse a principios del siglo XX. Su desconfianza en la ciencia y en el progreso evolucionó a partir de su oposición contra los defensores a ultranza del racionalismo (ideas positivistas como las de Auguste Comte e las ideas pedagógicas como las de Herbert Spencer). Unamuno se oponía al cientificismo (fe ciega en la ciencia) que consideraba una enfermedad de la sociedad que limita la libertad del hombre y al progreso técnico que según él no llevaba al progreso social. El pensamiento filosófico de Unamuno es un claro ejemplo de pragmatismo religioso (también llamado pragmatismo transcendental).
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