sábado, 22 de septiembre de 2012

Zona Negativa: Batwoman: Hidrología

Zona Negativa
Web dedicada a tratar el mundo del cómic, sus autores y sus confluencias con otras artes, especialmente con relación al tebeo superheroico.
Batwoman: Hidrología
Sep 22nd 2012, 08:00

La nueva serie de Batwoman, a cargo de JH Williams III, ya está a la venta en España. ¿Qué ofrece al lector?

Dadme algo diferente

 

Contiene: Batwoman #0-5 Guión: JH Williams III y W. Haden Blackman Dibujo: JH Williams III Formato: Rústica, 144 páginas. Precio: 13,95€

 

¿Qué le pido a una nueva colección? Calidad, por supuesto. O al menos sacar de ella cierto entretenimiento… pero eso es algo común a todas, ya sean nuevas o viejas. A una nueva le pido que me sorprenda, que me proporcione algo diferente. Si por ejemplo quiero leer las aventuras de Batman, tengo media docena de series del personaje, cada una con un enfoque distinto —en teoría— y un equipo creativo diferente, que a su vez aporta su propia perspectiva del personaje, un estilo, etc. Sacar una nueva colección regular en la que el personaje es un calco de uno ya existente, las historias que se narran están disponibles en muchas otras series y la frescura brilla por su ausencia hace que el Dios de las Cancelaciones sonría satisfecho mientras aguarda su próximo sacrificio.

Así que si una editorial va a tomarse la molestia de crear una nueva cabecera, lo lógico es que se escoja a un equipo creativo capaz de hacer algo novedoso o de garantizar una calidad que justifique la compra del cómic, además de otorgarle un rumbo y, ¿por qué no?, un papel dentro del relanzamiento. Por ejemplo, Animal Man y La Cosa del Pantano aportan terror, Action Comics o Aquaman ofrecen nuevas perspectivas de personajes viejos y Liga de la Justicia narra aventuras superheroicas al uso. ¿Ha conseguido el equipo creativo hacer que esta colección suponga algo distinto? Sí, definitivamente. Batwoman es una colección diferente al resto: tanto la protagonista como la atmósfera son lo bastante novedosas como para hacer que la serie tenga su propia valía y el magistral dibujo —hablaremos de ello a fondo, como lo merece— la hace ascender desde lo “bueno” a lo “muy recomendable”. Vamos a ver qué tiene que aportar esta dama escarlata al panorama.

Batwoman y su mundo

La historia cumple sin grandes pretensiones. Teniendo en cuenta lo innovador que resulta el dibujo en numerosas ocasiones, puede sorprender que la historia tenga unas expectativas tan humildes. Quizá el autor no quería abrumar a lectores nuevos con una historia excesivamente compleja, que por pecar de ambiciosa descarrilase hasta llevarse a la colección por delante. O quizá quería presentar a Batwoman como personaje primero y elaborar una trama compleja después. Después de todo, se trata de un arco en el que se ha de describir al personaje más allá de la introducción que se lleva a cabo en el número cero, establecer claramente cuáles son las diferencias con respecto a Batman —no solo en cuanto a cómo es cada héroe, sino en lo que se refiere a la atmósfera, los secundarios, su modo de interactuar con el mundo que le rodea; todo, en definitiva—, el tono de la aventura y la atmósfera. ¿Que entre todos esos elementos cabe una historia completa, capaz de enganchar desde la primera página? Pues sí. Pero es algo que no está al alcance de todos los guionistas. Pero un momento, ¿quiere decir eso que la historia es mala? En absoluto. Pero al lector veterano le puede saber a poco.

Hay algo que sí consigue, y es algo que ya apuntaba en el párrafo anterior: hasta qué punto se diferencia de Batman, su mundo y su galería de villanos. JH Williams III ha tenido el acierto de no incluir ningún villano del hombre murciélago —aunque hay un tipo que podría ser Solomon Grundy— y de darle un enfoque distinto al “enemigo” de este arco argumental. Puede recordar vagamente al Arkham Asylum de Grant Morrison, en cuanto a que se trata de una amenaza más emocional que física, que juega con la psique del protagonista y sus cicatrices emocionales. Así, hay elementos tanto detectivescos como psicológicos, pero el modo del que están enfocados es diferente al de las colecciones de Bruce Wayne: quizá más intimista, menos rebuscado, con un punto a caballo entre el esoterismo y lo urbano. No se trata de una diferencia abismal, pero sí lo bastante palpable como para darle a la colección su propio sabor.

La protagonista, Kate Kane, está correctamente definida. El número cero la analiza desde una perspectiva algo impersonal, centrándose en presentarla como personaje independiente y en describir sus habilidades marciales, metodología forense y pasado. No está nada mal, pero se echa en falta algo más de énfasis en la personalidad. Conforme avanza la trama vamos descubriendo más de ella, la relación con su padre y las personas que la rodean, sus motivos para luchar contra el crimen… Es un retrato completo que, aunque no consigue que nos enamoremos de Kate —o de su personalidad, más bien—, sí hace de ella un personaje lo bastante interesante como para que nos preocupemos por sus andanzas. Un brusco cambio de humor que no parece venir de ninguna parte —que no pasaría de lo anecdótico si no fuese tan relevante para la historia— y la sutil a la par que irritante tendencia a equiparar promiscuidad con una vida personal desordenada rechinan, pero no son más que aspectos menores en un conjunto que, si bien no es particularmente brillante, sí es lo bastante acertado como para construir una buena protagonista. Donde sí hay un problema es en la sidekick, cuyo destino es tan predecible como poco original: yo lo vi venir, tú lo verás venir; dáselo a leer al gato y lo verá venir con tanta claridad que se le dilatarán las pupilas. Ella en sí aporta poco como personaje más allá del contrapunto luminoso que supone al estar cerca de la siniestra Kate.

En suma, el apartado escrito del cómic —historia, desarrollo, personajes— es bueno pero no sobresaliente. A su favor juega una acertada descripción del personaje, correctamente definido y diferenciado desde las primeras páginas, una historia atmosférica a la par que tensa cuyo tono es palpable en cada página, un ritmo adecuado a la hora de conducir el arco y un uso inteligente de la acción si tenemos en cuenta que el enemigo principal combate en un plano más allá del físico. En su contra, detalles como lo irritante a la par que predecible compañera o cierta falta de ambición. Pero esperad, que ahora analizamos lo más destacable de la novela.

El dibujo, o cómo lanzar géisers de refresco por la nariz

El dibujo es el más exquisito despliegue gráfico que he tenido el placer de ver en este año. ¡Toma ya! ¿Grandilocuente, decís? Echad un vistazo a estas páginas, hacedme el favor, y comprobad la insultante soltura con la que JH Williams III se atreve con recursos e ideas a los que otros dibujantes ni osan acercarse. Juega con las onomatopeyas, los tiempos, las expresiones, las texturas y los volúmenes, el ritmo de las secuencias, la forma y el tamaño de la viñeta así como sus separadores, el color, los contrastes entre atmósferas, la luz, los planos… y eso cuando no se atreve a llevar las cosas más allá, como sobreponer radiografías sobre las zonas de impacto para que podamos apreciar los daños con todo detalle, dibujar las viñetas en la capa de la protagonista, trazar secuencias completas en una misma imagen sobre la que se sitúan distintas viñetas, notas musicales que llenan todo el espacio que las contiene, unos impecables efectos de humedad —de gran importancia de cara al argumento—, simetrías para caracterizar a los personajes, intercalar viscerales secuencias de acción con “fotogramas” de sexo en blanco y negro con un toque de lo más evocador, viñetas sobre el logotipo de Batman que se leen como un abanico…

JH Williams III le saca todo el jugo al cómic como medio visual, exprime todo su potencial narrativo para ofrecer al lector una experiencia sublime. Si el dibujo en otras colecciones apoya al guión, en este caso lo engrandece, lo eleva. Es innovador pero no de un modo atolondrado de “experimentar por experimentar” a base de dar palos de ciego mientras deja la narrativa en segundo lugar en favor del efectismo, nada de eso: sabe cuándo adoptar un perfil más pausado, cuándo pisar el acelerador, cuándo la sorpresa es más efectiva y cuando la historia exige comedimiento en vez de espectáculo. Hasta es caótico cuando tiene que serlo, como a la hora de retratar una escaramuza llena de colmillos, garras y violencia. Para resumir, por si no ha quedado lo bastante claro: el apartado gráfico de Batwoman convierte la lectura de un guión sencillo en un placer. Un dibujante medio, ni bueno ni malo, hubiese convertido la colección en una compra recomendable más, interesante para los aficionados a las historias con toques de género negro, pero perdida en un mar de novedades donde solo destacan los mejores: el dibujo le proporciona no solo unas cotas de calidad considerables, sino una identidad, una personalidad propia y un motivo por el que destacar sobre la amplia mayoría de series. Con pocos dibujantes vuelvo a releer las páginas o me detengo en viñetas para recrearme en los detalles, pero JH Williams III lo consigue con una frecuencia alarmante. Lleva Batwoman a otro nivel. Un trabajo excepcional.

La edición española

La traducción tiene varios errores, algunos de ellos graves. Un 99.9% en inglés se convierte en un 9,9% en la edición española. Traduce el original “move” como “llave” para referirse a un movimiento de artes marciales cuando este es una patada voladora, y no una proyección o un derribo (que es cuando se utilizaría “llave”). Un “gracias por haber venido” se convierte en “gracias por haber tenido”. Traduce “tear down” como “derribar” cuando esa acepción no es en absoluto apropiada para la frase a traducir. “No seas la chica tonta que baja al sótano” se convierte en “No pienso la chica tonta que baja al sótano” [sic]. El próximo tomo agradecería una revisión más precisa, porque son erratas que se pueden subsanar fácilmente pero que afean mucho. Por otra parte, en la primera página pone que el dibujo es de W. Haden Blackman, cuando este es el coguionista. La edición física es buena, tiene las portadas originales sin los logotipos americanos y los artículos de complemento son muy buenos, bien documentados y redactados (es David Fernández, nuff said). Incluye dos artículos más sobre Tony Daniel y Halcón y Paloma para dar a conocer otros productos de la editorial, cosa que me parece apropiado.

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